¿Te has preguntado alguna vez porque se empezó a hacer embutidos?

Estamos tan acostumbrados a disfrutar de producto fresco que cuesta imaginar cómo nos organizaríamos si tuviéramos que prescindir para siempre de la nevera y el congelador. Antiguamente, la gente tenía muchos problemas para poder disfrutar de carne o pescado fresco durante todo el año, especialmente en verano. Por esta razón se desarrollaron maneras de mantener la carne, el pescado, frutas y verduras para épocas del año en las que sería imposible poder consumirlas. Poder disfrutar de tomate en invierno, por ejemplo, o de carne fresca en verano. De aquí nace el embutido curado, que no deja de ser una manera de conservar la carne quitándole toda la humedad.

Lo mismo ocurre con todo tipo de conservas que veíamos en la despensa de nuestros abuelos cuando éramos pequeños, pimiento conservado en aceite, el bacalao secado con sal, los ahumados, los almíbares, la confitura … La despensa era el espacio idóneo para la conserva, solía estar en la zona de la casa más fría, bajo la escalera y sin ventanas donde entrara la luz. Por tanto, a falta de nevera, era el mejor lugar donde guardar la comida.

Cómo conservar el embutido

La nevera es la nueva despensa

Hay muchas maneras de conservar el embutido, pero la más efectiva es hacerlo en la nevera. Es una versión artificial idónea que se acerca mucho a lo que antes era la despensa. En la nevera el proceso de curación se ralentiza y tendrás embutido en el punto de secado idóneo durante más tiempo.

El embutido envasado al vacío también en la nevera

Cuando envasamos al vacío perdemos el hongo blanco que recubre el embutido. El hongo nace gracias al contacto con el aire seco, y si lo eliminamos, el hongo también se elimina. Con el envasado al vacío lo que hacemos es mantener estable durante más tiempo el gusto, pero incluso así, recomendamos siempre poner los embutidos envasados ​​al vacío dentro de la nevera.

El embutido puede ir al congelador

Sí, el embutido puede ir al congelador. El objetivo es otro que cuando lo tenemos en la nevera, pero el congelador también mantendrá sus propiedades. La caducidad de un salchichón, por ejemplo, es de entre 5 y 6 meses, sin embargo, si lo que queremos es que conserve el estado de curación que tiene en un momento concreto, la mejor opción es congelarla si no se debe consumir enseguida.

El frío ralentiza e incluso detiene el proceso de curación y secado del embutido. La nevera y el congelador son una buena opción cuando sabes que estarás unos días sin comer el embutido que ya tienes en casa. Cuando lo recuperes, estará en el mismo punto de curación.

Somos herederos de una cultura gastronómica riquísima que utiliza la conserva en todas sus formas. En Pedragosa nos gusta experimentar, probar, crear nuevas recetas, innovar, pero no siempre lo hacemos mirando las últimas tecnologías sino por el contrario, buscamos en antiguos libros de la biblioteca familiar recetas para curar el embutido más bueno y tradicional. Es un trabajo entretenido y laborioso, pero de nuestros hallazgos acabamos elaborando los embutidos más sabrosos y con todas las garantías.Os dejamos aquí una muestra de antiguos escritos que nos inspiran a seguir perfeccionando nuestra gama de embutidos selectos.